La economía sufrió una profunda crisis tras la Primera Guerra Mundial que afectó a todo el mundo.
Podemos diferenciar dos grandes períodos entre las dos guerras. El primero entre 1919 y 1929, tras las crisis, las relaciones entre las potencias europeas mejoraron considerablemente. El segundo período, a partir de 1929, una nueva crisis económica generó conflictos y se fue entrando en una etapa que acabó con un nuevo conflicto bélico.
Durante los años 1919-1920 se firmaron cinco tratados de paz que dieron fin a la primera guerra mundial. El 28 de junio de 1919 se firmó el Tratado de Versalles, donde principalmente tres estados crecieron territorialmente: Francia, Bélgica y Dinamarca.
Gracias a este tratado se creó el nuevo estado de Polonia.
El 10 de octubre de 1919 se firmó el Tratado de Saint Germaine con Austria, en el que salieron beneficiados Italia y Rumania. Con este nuevo tratado se crearon los países de Checoslovaquia y Yugoslavia.
Después de la “Gran Guerra”, muchas democracias de países europeos se destruyeron sustituyéndolas por regímenes totalitarios de extrema derecha como el fascismo italiano y el nazismo alemán. En la Unión Soviética se desarrolló una dictadura de extrema izquierda representada por el stalinismo.
La "gran depresión" económica que se vivió a partir de 1929 contribuyó al aumento de inseguridad, violencia y tensión en las relaciones internacionales.
Esta crisis económica mundial fue precipitada por la crisis de la economía norteamericana, que empezó en 1928 con la caída de los precios agrícolas y culminó el 29 de octubre de 1929 con el hundimiento de la Bolsa de Nueva York.
Como consecuencia de esta crisis, Estados Unidos redujo considerablemente las importaciones de productos primarios. Además comenzó a repatriar los préstamos de capital a corto plazo que había hecho a países europeos y en especial a Alemania, y recortó de forma importante las nuevas inversiones y créditos.
Esta crisis tuvo repercusiones en todo el mundo, a excepción de Japón y la URSS, pero Alemania se llevó la peor parte ya que no resistió la retirada de los capitales norteamericanos y la falta de créditos internacionales.
Los efectos a corto plazo fueron importantes: el desempleo alcanzó máximos (14 millones en Estados Unidos, 6 millones en Alemania y 3 millones en Gran Bretaña).
La crisis social provocada favoreció el extremismo político, lo que favoreció el nacimiento de movimientos de extrema derecha, y en algunos países, la implantación de dictaduras fascistas.
Es decir, esta crisis favoreció la llegada de Hitler al poder.
Además, esta situación provocó fuertes tensiones en las relaciones comerciales internacionales, ya que los gobiernos recurrían a medidas proteccionistas para defender las economías nacionales.
Hacia 1933 algunas economías empezaban a recuperarse.
Podemos diferenciar dos grandes períodos entre las dos guerras. El primero entre 1919 y 1929, tras las crisis, las relaciones entre las potencias europeas mejoraron considerablemente. El segundo período, a partir de 1929, una nueva crisis económica generó conflictos y se fue entrando en una etapa que acabó con un nuevo conflicto bélico.
Durante los años 1919-1920 se firmaron cinco tratados de paz que dieron fin a la primera guerra mundial. El 28 de junio de 1919 se firmó el Tratado de Versalles, donde principalmente tres estados crecieron territorialmente: Francia, Bélgica y Dinamarca.
Gracias a este tratado se creó el nuevo estado de Polonia.
El 10 de octubre de 1919 se firmó el Tratado de Saint Germaine con Austria, en el que salieron beneficiados Italia y Rumania. Con este nuevo tratado se crearon los países de Checoslovaquia y Yugoslavia.
Después de la “Gran Guerra”, muchas democracias de países europeos se destruyeron sustituyéndolas por regímenes totalitarios de extrema derecha como el fascismo italiano y el nazismo alemán. En la Unión Soviética se desarrolló una dictadura de extrema izquierda representada por el stalinismo.
La "gran depresión" económica que se vivió a partir de 1929 contribuyó al aumento de inseguridad, violencia y tensión en las relaciones internacionales.
Esta crisis económica mundial fue precipitada por la crisis de la economía norteamericana, que empezó en 1928 con la caída de los precios agrícolas y culminó el 29 de octubre de 1929 con el hundimiento de la Bolsa de Nueva York.
Como consecuencia de esta crisis, Estados Unidos redujo considerablemente las importaciones de productos primarios. Además comenzó a repatriar los préstamos de capital a corto plazo que había hecho a países europeos y en especial a Alemania, y recortó de forma importante las nuevas inversiones y créditos.
Esta crisis tuvo repercusiones en todo el mundo, a excepción de Japón y la URSS, pero Alemania se llevó la peor parte ya que no resistió la retirada de los capitales norteamericanos y la falta de créditos internacionales.
Los efectos a corto plazo fueron importantes: el desempleo alcanzó máximos (14 millones en Estados Unidos, 6 millones en Alemania y 3 millones en Gran Bretaña).
La crisis social provocada favoreció el extremismo político, lo que favoreció el nacimiento de movimientos de extrema derecha, y en algunos países, la implantación de dictaduras fascistas.
Es decir, esta crisis favoreció la llegada de Hitler al poder.
Además, esta situación provocó fuertes tensiones en las relaciones comerciales internacionales, ya que los gobiernos recurrían a medidas proteccionistas para defender las economías nacionales.
Hacia 1933 algunas economías empezaban a recuperarse.
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